lunes, 9 de noviembre de 2009

El Conde Sant Germain (1696–1784)



Nació el 26 de mayo de 1696, hijo del Rey de Transilvania Ferenz II RaKoczi y la Princesa Carlota, en el castillo de los Montes Carpatos. El Rey fue perseguido por CarlosVI que lo consiguió destronar, mientras tanto, para proteger a su hijo el pequeño Príncipe, lo envió a Florencia, allí fue cuidado y educado por el último de los Médicis.
Alos 14 años ya se destacó en un movimiento franco masón espiritual mientras estudiaba en la Universidad de Siena. Sólo a la muerte de su padre en Turquía, donde permanecía en el exilio, comenzó a mostrar sus poderes, pues estando junto a su padre en el lecho de muerte en 1735, fue visto junto a un famoso rosacruz en Holanda.
El príncipe "muere" cuando un año después de morir su padre, los acontecimientos lo habrían atado a una vida oficial en Hungría. Apenas muere aparece en Escocia donde vive hasta 1745, después se traslada a Alemania y a Austria, y de ahí se irá a la India a estudiar Alquimia.
En todos éstos años llevará diferentes nombres: Marques de Monferrat, Conde Bellamare, Caballero Schoening...
El Conde Saint Germain aparece en Francia en 1758 procedente de Holanda, Inglaterra y Alemania, países que había estado visitando en misiones políticas.
Se desconocía el origen de su fortuna, su nacionalidad y si tenía esposa e hijos. Era un hombre muy educado, elegante y noble. Hablaba a la perfección francés, inglés, italiano, chino, árabe y sánscrito. También tenía vastos conocimientos sobre política, artes, ciencias, poesía, medicina, química, música y pintura. Es presentado a Madame Pompadour, quien a su vez lo presenta al Rey de Francia. Cuentan que para justificar su nobleza ante el Rey, le contó en secreto su procedencia, lo cual fue aceptado por su Majestad. Esto ocasionó la envidia de los cortesanos y de una parte de la aristocracia, siendo perseguido por detractores como Casanova, Cagliostro, el Duque de Choisseul y el señor D'Affy.
El primero de los escasos datos históricos acerca del conde de Saint-Germain se remonta aproximadamente a 1740; un elegante hombre de unos 30 años comenzó a frecuentar los ambientes vieneses de moda. Su vestimenta llamó la atención en aquella época de moda colorista y fantasiosa, puesto que normalmente vestía de negro, con la única excepción de vaporosos cuellos y puños de lino blanco. La sobriedad de su vestimenta, sin embargo, contrastaba notablemente con el brillo de los diamantes que llevaba en los dedos, en la faltriquera del reloj, en la cajita de rapé y en la hebilla de los zapatos. Según informaciones posteriores, también llevaba puñados de diamantes sueltos en los bolsillos en lugar de dinero.
En París el Conde contaba con 62 años pero representaba 30, el mundo veía en él un noble joven de gran dignidad, de impecable cortesía. Su porte era militar, delgado, de mediana estatura, bien proporcionado, de bellos ojos pardos y cabello oscuro. Vestía con gran elegancia, con las mejores telas, medias de seda, innumerables joyas, acompañado de lacayos uniformados con botones de oro. Nadie conocía su casa, frecuentaba las fiestas de la alta sociedad, pero nadie lo vio comer o beber.
El Conde daba la impresión de haber viajado por el mundo entero y de haber asistido personalmente a cuanto ha acontecido en el planeta. Era un gran diplomático, un genio artístico, un excelente músico y compositor que ejecutaba el piano con gran maestría, que en el violín rivalizaba con Paganini, que cantaba con una lindísima voz de barítono, que pintaba y esculpía como los muy grandes, y que vivía eternamente, ya que por admisión propia su descubrimiento de un líquido (elixir de inmortalidad) lo había mantenido vivo durante 2000 años.
Al introducirse en la Masonería francesa anunció que era el más antiguo de todos los masones.
El propio Maestro St. Germain ha admitido ocupar 40 cuerpos en diferentes misiones a la Tierra, uno de ellos fue el del libertador Simón Bolívar cuyas actuaciones fueron siempre en pro de la liberación del hombre, de su alma, de la libertad sin armas ni soldados de escuela.
En las reuniones relataba sus conexiones con Cleopatra, Jesucristo, la Reina de Saba, Santa Isabel, Santa Ana, con las cortes de Valois, la antigua Roma, Rusia, Turquía, Austria, China, Japón, La India.
Se cuenta que en una ocasión el Conde tomó una moneda de 12 centavos, la expuso a una llama y cuando se enfrió se la dio a Casanova, éste constató que era de oro puro y expresó su duda al Conde diciendo que él la había cambiado. El Conde contestó: "El que duda de mis conocimientos no merece hablar conmigo" y le mostró la puerta.
La muerte del Conde en el castillo del Duque Carlos, en Suecia, en 1784, es tan dudosa como su nacimiento.
Voltaire, dijo en una carta a Federico el Grande: "El Conde Saint Germain es el hombre que nunca muere y que todo lo sabe".
Se vio al Conde en 1785 en una conferencia muy importante junto a la Reina Catalina de Rusia, en 1793 se apareció ante la amante del rey Jeanne Dubarry. En 1920 el Obispo Leadbeater dice haber hablado con el Conde en Roma.
Estas son algunas de sus hazañas que se le atribuyen, de manera confusa y mezclando mito con realidad, a quien alguna vez fuera conocido como Conde de Saint Germain, a lo largo de su eternamente tergiversada biografía:
Fue uno de los principales incentivadores del movimiento de los rosacruces. Incluso hay quien afirma que es el propio Christian Rosenkreuz.
Se ha llegado a asegurar que fue el filósofo y científico inglés Francis Bacon y que participó en las investigaciones de genios como Leonardo da Vinci o Galileo Galilei.
Cedió los mapas secretos a Colón que le facilitaron la navegación y el posterior descubrimiento de América.
Inspiró a Adam Weishaupt en la creación de los Iluminados de Baviera y siguió de cerca sus movimientos al introducirse en la Masonería.
Sin duda se trata de un referente mítico dentro de la escuela de la "Metafísica" esotérica y el ocultismo.


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