martes, 10 de noviembre de 2009

Sir Isaac Newton (1643 – 1727 )


Desde el momento de su nacimiento prematuro (con sólo un kilogramo de peso, se dijo que era lo bastante pequeño como para caber en una jarra de un litro), la vida de Newton estuvo presidida por la agitación. Su padre, que era granjero, había muerto de neumonía unos meses antes, y su madre luchó por sacar adelante la granja de la familia en Woolsthorpe, una aldea a unos 150 kilómetros al norte de Londres. Eran tiempos difíciles en el país. Una sangrienta guerra civil que trastornaría Inglaterra durante seis años había empezado en 1642 en Nottingham, no lejos de Woolsthorpe. Los ejércitos contendientes del rebelde parlamentario Oliver Cromwell y los realistas de Carlos I avanzaban y se retiraban regularmente por entre los pequeños pueblos.
Cuando Isaac tenía tres años su madre volvió a casarse, dejando a su hijo al cuidado de sus abuelos. Su primera educación la recibió en las escuelas de los pueblos cercanos. A los doce años fue inscrito en la escuela primaria de Grantham, una ciudad a diez kilómetros de su hogar. Allá estudió latín -el idioma de la gente instruida en Europa- y la Biblia, pero tuvo poco contacto con las matemáticas o las ciencias. El joven Newton vivía en la casa de un tal William Clarke, el farmacéutico de la ciudad, que tenía una de las mejores bibliotecas del lugar y una hermosa hijastra, con la que más tarde Newton tuvo un romance adolescente, el primero y último de su vida. Se llevaba mal con los demás muchachos de la escuela, que al parecer lo encontraban extraño y demasiado listo.
La rápida mente que alienaba a los compañeros de clase de Newton halló muchas salidas durante sus años en Grantham. Años más tarde, los residentes de la ciudad recordarían los inventos mecánicos que realizaba mientras los demás muchachos se dedicaban a jugar. Newton construyó un pequeño molino de viento de madera. Hizo un carrito que podía propulsar haciendo girar un torno mientras se sentaba en él. Incluso diseñó una linterna plegable de papel que utilizaba para iluminar su camino a la escuela las mañanas oscuras. Cautivado por el principio de los relojes de sol, aprendió a calcular no sólo la hora sino también el día del mes, y a predecir acontecimientos como los solsticios y los equinoccios. Incluso el viento lo fascinaba. Un día, cuando Newton tenía dieciséis años, se alzó una gran tormenta. Mientras la gente prudente buscaba refugio del viento, el joven realizó lo que más tarde recordaría como su primer experimento científico. Primero saltó con el viento, luego contra él. Comparando las distancias de los dos saltos, siendo capaz de estimar la fuerza del mismo.
Poco después, Newton tubo que dejar la escuela para ocuparse de la granja de la familia. Un viejo sirviente de confianza recibió la tarea de enseñarle todas las habilidades necesarias, pero Newton nunca puso su corazón en el trabajo. Construía un molino de agua en el arroyo -completo con presas y compuertas- mientras sus ovejas sin vigilar invadían los campos de maíz del vecino. Los días de mercado sobornaba a un sirviente para que se ocupara de las compras y las ventas a fin de poder pasar el tiempo inventando nuevos artilugios o leyendo. Su curiosidad, virtualmente ilimitada en asuntos de ciencias e invenciones, tenía evidentemente un límite: no se extendía hasta la agricultura.
Después de sólo nueve meses, la familia decidió que tal vez aquel chico curioso estaría mejor en la escuela. El maestro de Grantham, que insistía en que los talentos de Newton se estaban desperdiciando en la granja, se ofreció a alojarlo en su propia casa. Así, en otoño de 1660, Newton regresó a Grantham a fin de prepararse para la universidad. En junio del año siguiente estaba listo para ir a Cambridge. Deseaba ya convertirse en profesor.
Newton se pagó su estancia en Cambridge realizando diversos trabajos para los estudiantes más adinerados. Como en Grantham, era incapaz de ocultar su inteligencia; más aún, había adoptado una actitud puritana muy poco común en aquellos tiempos, en los que la mayoría de los académicos habían descubierto las delicias de los cafés y las cervecerías. No satisfecho con abstenerse de estos placeres, Newton inició incluso una lista codificada de sus propios pecados, que incluían ofensas tales como «tener pensamientos y palabras y acciones y sueños sucios».
En Cambridge, Newton llenó su soledad con el estudio de una amplia variedad de temas, que iban desde la astrología hasta la historia. Al final de esta etapa Newton ya había descubierto también las matemáticas y la filosofía natural, un campo que abarcaba los temas hoy conocidos como ciencias físicas.
Newton se estaba preparando para empezar el trabajo de posgraduado cuando su vida dio otro brusco giro. Inglaterra fue golpeada por la peste bubónica, que se llevó consigo miles de vidas, sobre todo en ciudades como Londres y Cambridge, cuyos sucios y atestados arrabales proporcionaban un caldo de cultivo ideal para la enfermedad transmitida por las ratas. La universidad cerró temporalmente mientras sus estudiantes huían a regiones rurales menos afectadas. Newton regresó a Woolsthorpe, visitando Cambridge de tanto en tanto para usar su biblioteca. Tranquilo al calor de Lincolnshire, puso a trabajar su poderoso intelecto en una amplia gama de problemas científicos y matemáticos, sentando las bases de toda una vida de logros. Construyó la primera versión funcional de un nuevo instrumento astronómico, el telescopio de reflexión, que usaba un espejo curvo en vez de lentes para enfocar la luz. Desarrolló una nueva y poderosa rama de las matemáticas llamada cálculo. Y efectuó el trabajo fundamental de su teoría de la gravitación.
El relato popular del origen de esa teoría -que Newton la concibió en el verano de 1666 tras ver caer una manzana de un árbol- es imposible de confirmar, pero la tradición ha señalado que se trataba de un árbol de la granja familiar .
Su gran tratado Principios Matemáticos de Filosofía Natural, publicado en 1687 presenta los estudios de Newton durante más de veinte años en relación a la mecánica terrestre y celeste. Allí enuncia la ley de gravitación: dos cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Además presenta en su gran libro los tres principios de la mecánica:
1. Todo cuerpo permanece en reposo o continúa su movimiento en línea recta con velocidad constante si no está sometido a una fuerza exterior.
2. El cambio de movimiento de un cuerpo es proporcional a la fuerza exterior, inversamente proporcional a la masa del cuerpo, y tiene lugar en la dirección de la fuerza.
3. A toda acción se opone una reacción, igual y de sentido contrario.
Las leyes de Kepler del movimiento planetario se refieren al conjunto, son integrales. La ley de Newton de la gravitación universal, por el contrario es diferencial, permite deducir el estado que tendrá un sistema a partir del que tenía un instante anterior; por definición satisface la causalidad. Antes de Newton no había ningún sistema de causalidad física. Con Newton el peso de un cuerpo sobre la superficie terrestre se identifica con la fuerza de atracción entre los dos astros. se calculan las perturbaciones entre los planetas; se calculan las órbitas de los cometas. Después de Newton los grandes matemáticos pudieron extender los dominios de la razón a todos los rincones del sistema solar. La importancia filosófica de la obra de Newton es extraordinaria; la forma en que el ser humano enfrentó la naturaleza el siglo XVIII y XIX es una consecuencia de los descubrimientos del gran sabio inglés.
Los méritos de Newton no se reducen al campo de la mecánica y las matemáticas; también la óptica supo de su talento. Descubrió que la luz blanca puede ser descompuesta en todos los colores del arcoiris al hacerla pasar por un prisma, iniciando con ello el análisis espectral, base de la astrofísica contemporánea. Además Newton construyó un telescopio reflector. Sus estudios sobre la luz lo llevaron a publicar en 1704 su Tratado sobre óptica. Los últimos años de su vida los destinó a profundas meditaciones teológicas, alejado casi totalmente de aquellos quehaceres intelectuales para los cuales no tuvo rival.
Fue en realidad un genio al cual debemos el descubrimiento de la ley de gravitación universal, que es una de las piedras angulares de la ciencia moderna. Fue uno de los inventores del cálculo diferencial e integral. Estableció las leyes de la mecánica clásica, y partiendo de la ley de gravitación universal dedujo las leyes de Kepler en forma más general. Sus obras más importantes publicadas son la Optica, en la que explica sus teorías sobre la luz, y la obra monumental Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, comúnmente conocida como Principia, en la cual expone los fundamentos matemáticos del universo.
Newton dedicó muchos esfuerzos también al estudio de la alquimia. Como alquimista, Newton firmó sus trabajos como Jeova Sanctus Unus, que se interpreta como un lema anti-trinitario: Jehová único santo, siendo además un anagrama del nombre latinizado de Isaac Newton, Isaacus Neuutonus - Ieova Sanctus Unus.
El primer contacto que tuvo con la alquimia fue a través de Isaac Barrow y Henry More, intelectuales de Cambridge. En 1669 escribió dos trabajos sobre la alquimia, Theatrum Chemicum y The Vegetation of Metals. En este mismo año fue nombrado profesor Lucasiano de Cambridge. También es conocida su aficiliación a la Rosacruz figurando sus notas en el margen de una edición original de la Fama Fraternitatis.
En 1680 empezó su más extenso escrito alquímico, Index Chemicus, el cual sobresale por su gran organización y sistematización. En 1692 escribió dos ensayos, de los que sobresale De Natura Acidorum, en donde discute la acción química de los ácidos por medio de la fuerza atractiva de sus moléculas. Es interesante ver cómo relaciona la alquimia con el lenguaje físico de las fuerzas.
Durante la siguiente década prosiguió sus estudios alquímicos escribiendo obras como Ripley Expounded, Tabula Smaragdina y el más importante Praxis, que es un conjunto de notas de Triomphe Hermétique de Didier, libro francés cuya única traducción es del mismo Newton.
Cabe mencionar que desde joven Newton desconfiaba de la medicina oficial y usaba sus conocimientos para autorecetarse. Muchos historiadores consideran su uso de remedios alquímicos como la fuente de numerosos envenenamientos que le produjeron crisis nerviosas durante gran parte de su vida. Vivió, sin embargo, 84 años.
Padeció durante sus últimos años diversos problemas renales, incluyendo atroces cólicos nefríticos, sufriendo uno de los cuales moriría -tras muchas horas de delirio- la noche del 31 de marzo de 1727 (calendario gregoriano). Fue enterrado en la abadía de Westminster junto a los grandes hombres de Inglaterra.
«No sé cómo puedo ser visto por el mundo, pero en mi opinión, me he comportado como un niño que juega al borde del mar, y que se divierte buscando de vez en cuando una piedra más pulida y una concha más bonita de lo normal, mientras que el gran océano de la verdad se exponía ante mí completamente desconocido.»

Roger Bacon ( 1214 - 1294)


Se piensa que Bacon nació cerca de Ilchester en Somerset, aunque según algunos fue en Bilsey, Gloucester. La fecha de nacimiento es igualmente incierta. La única fuente es su afirmación en el Opus Tertium, escrito en 1267, donde indica "cuarenta años han pasado desde que aprendí el alfabeto". La fecha de 1214 asume que significa que 40 años han pasado desde que se matriculó en Oxford a la edad de 13. Si no quería decir eso, la fecha de nacimiento sería más probablemente alrededor de 1220.
Parece que la familia de Bacon era acomodada, pero durante el tormentoso reinado de Enrique III de Inglaterra perdieron sus propiedades y varios miembros de la familia fueron desterrados.
Roger Bacon estudió en Oxford, donde leyó a Aristóteles. No hay evidencia de que obtuviera un doctorado , el título Doctor Mirabilis fue póstumo y figurado. Viajó a Francia en 1241, a la Universidad de París, entonces el centro de la vida intelectual de Europa, donde la enseñanza de Aristóteles, hasta ese momento prohibida porque Aristóteles era solo accesible a través de comentaristas islámicos, había sido recientemente reiniciada. Tras completar sus estudios, fue profesor de Artes en esta Universidad, entrando en contacto con Alejandro de Hales y Guillermo de Auvernia.
En 1247 retornó a Oxford y estudió intensamente durante muchos años, omitiendo mucha vida social y académica. Allí fue discípulo de Roberto Grosseteste y Adam Marsh. Encargó caros libros (que tenían que ser copiados a mano, en ese tiempo) e instrumentos. Posteriormente se hizo franciscano. Probablemente tomó los hábitos en 1253, después de 10 años de estudio que le habían dejado física y mentalmente exhausto.
Las dos grandes órdenes, Franciscanos y Dominicos, habían empezado a conducir la discusión teológica. Alejandro de Hales lideraba a los Franciscanos y Alberto Magno y Tomás de Aquino a la orden rival. La habilidades de Bacon fueron pronto reconocidas, y se benefició de la amistad de hombres eminentes como Adam Marsh y Roberto Grosseteste, obispo de Lincoln. En el curso de su enseñanza e investigación realizó y describió varios experimentos.
El conocimiento científico que Bacon había adquirido le mostró los defectos del debate académico existente. Ninguno de los profesores aprendía griego. Aristóteles era conocido solamente a través de malas traducciones. Lo mismo ocurría con las Sagradas Escrituras. La ciencia física no estaba guiada por experimentos a la manera aristotélica, sino por argumentos basados en la tradición. Bacon se retiró de la rutina escolástica y se hizo devoto del estudio de las lenguas y la investigación experimental.
En la Opus Minus y Opus Tertium arremete contra Alejandro de Hales del cuál dice, adquirió su aprendizaje por enseñar a otros, y adoptó un tono dogmático, que originó que fuese recibido en París con aplausos, como alguien igual a Aristóteles, Avicena o Averroes.
Bacon fue siempre fiel a sus opiniones, mantenía lo que creía que era verdad y atacaba a quien estaba en desacuerdo, lo que le causó repetidamente grandes problemas. En 1256 fue designado como nuevo estandarte espiritual de la rama científica de la Orden Franciscana: Richard de Cornwell, con quien Bacon había estado fuertemente en desacuerdo en el pasado. Pronto Bacon fue trasladado a un monasterio en Francia, donde durante cerca de 10 años solo pudo comunicarse con sus colegas intelectuales mediante escritos.
Bacon escribió al cardenal Guy le Gros de Folques, que se interesó por sus ideas y le pidió que escribiese un tratado completo. Bacon, que estaba restringido por una regla de la orden franciscana que le prohibía publicar trabajos sin un permiso especial, inicialmente dudó. El cardenal se convirtió en el Papa Clemente IV e incitó a Bacon a que ignorase la prohibición y a escribir el libro en secreto. Bacon lo hizo y envió su trabajo, el Opus Maius, un tratado sobre las ciencias (Gramática, Lógica, Matemáticas, Física y Filosofía), al Papa en 1267. Fue seguido el mismo año por el Opus Minus (conocido también por Opus Secundum), sumario de los principales pensamientos de su primer trabajo. En 1268, envió su tercer trabajo, el Opus Tertium, al Papa, que murió ese mismo año, aparentemente antes de ver, incluso, el Opus Maius, aunque sabía que el trabajo había llegado a Roma.
Bacon cayó en desgracia y fue más tarde encarcelado por la Orden franciscana en 1278 en Ancona, por su difusión de la Alquimia árabe y, sin duda, también sus protestas por la ignorancia e inmoralidad del clero favorecieron acusaciones de brujería. Supuestamente permaneció en prisión durante diez años, hasta que la intercesión de un noble inglés promovió su liberación. Sobre este episodio, la famosa Historia de la Ciencia de David C. Linberg, mencionado por James Hannam, dice que "su encarcelamiento, si es que ocurrió, que dudo, probablemente fue consecuencia de sus simpatías por el ala radical "de pobreza" de los Franciscanos, una cuestión completamente teológica, más que de cualquiera de las novedades científicas que pudo haber propuesto". Bacon murió, sin seguidores distinguidos o discípulos y fue rápidamente olvidado durante mucho tiempo.
En sus escritos, pide una reforma de los estudios teológicos. Proponía poner menos énfasis sobre cuestiones filosóficas menores, como en el Escolasticismo. En su lugar, la Biblia debería volver al centro de atención y los teólogos estudiar las lenguas en que sus fuentes originales fueron escritas. Él entendía varias lenguas y lamentó la corrupción de las Sagradas Escrituras y los trabajos de los filósofos griegos por numerosas malas traducciones así como malas interpretaciones. Además alentó a todos los teólogos a estudiar intensamente todas las ciencias y añadirlas al curriculum universitario.
Poseía uno de los intelectos más completos de su tiempo, o quizás de cualquiera, y a pesar de todas las desventajas y desalientos que sufrió, hizo muchos descubrimientos y se acercó a muchos otros. Rechazó el seguimiento ciego de las autoridades precedentes. Científico avanzado a su tiempo, captó los errores del calendario juliano, señaló los puntos débiles del sistema tolemaico, indicó en óptica las leyes de reflexión y los fenómenos de refracción, comprendió el funcionamiento de los espejos esféricos, ideó una teoría explicativa del arco iris, describió ingenios mecánicos (barcos, coches, máquinas voladoras) y tomó de los árabes la fórmula de la pólvora de cañón.
Su frase mas famosa fue "la matematica es la puerta y la llave de estas ciencias".

John Dee (1527 – 1609)


Dee nació en Londres, en el seno de una familia galesa. Su padre era un mercader y un cortesano de escasa importancia. Dee estudió en el St. John's College, en la Universidad de Cambridge. Su talento fue reconocido desde que era joven, por lo cual fue admitido en el Trinity College. Durante los últimos años de la década de 1540 y los primeros de la de 1550, viajó por Europa, estudiando en Bruselas y dando conferencias en París sobre Euclides. Aprendió junto a Gemma Frisius y se convirtió en un amigo íntimo del cartógrafo Gerardus Mercator, por lo cual volvió a Inglaterra con un importante caudal de instrumentos y conocimientos matemáticos, astronómicos y geográficos.
A su regreso en 1554, le fue ofrecido el cargo de profesor adjunto de matemática en la Universidad de Oxford, que declinó criticando el excesivo énfasis por parte de las universidades inglesas en la retórica y la gramática (las cuales junto a la lógica conformaban el trivium académico), en detrimento de la ciencia y la filosofía (un quadrivium compuesto por aritmética, geometría, música y astronomía).
En 1555 fue arrestado, acusado de realizar horóscopos para la reina María I de Inglaterra y la princesa Isabel. Los cargos fueron luego elevados a traición a María, y Dee debió comparecer ante la corte judicial, donde logró ser absuelto. Este ataque fue sólo uno de los muchos que recibiría Dee a lo largo de su vida, y en esta ocasión logró salir prácticamente indemne. Confeccionó para la reina María, en 1556, un importante plan para conservar libros y manuscritos antiguos y fundar con ellos una biblioteca nacional, pero su idea fue desechada, por lo cual se dedicó a expandir su biblioteca en su casa de Mortlake, comprando escritos en Inglaterra y también trayéndolos de Europa continental. Poco a poco, su biblioteca se convirtió en una de las más completas de Europa y atrajo a estudiosos y científicos a la casa de Dee.
Cuando Isabel fue coronada en 1558, Dee se convirtió en uno de sus más íntimos consejeros y llegó a elegir el día de la coronación de la reina. Sirvió como consejero en los viajes de exploración de Inglaterra, difundiendo sus conocimientos de geografía y navegación y la ideología detrás de la creación de un Imperio Británico. De hecho, fue el primero en usar ese término. En 1577, Dee publicó General and Rare Memorials pertayning to the Perfect Art of Navigation, un libro en el cual exponía su visión de la navegación y justificaba los reclamos territoriales de Inglaterra en el Nuevo Mundo.
En 1564, escribió el libro Monas Hieroglyphica (La mónada jeroglífica) una interpretación exhaustiva desde el punto de vista de la Cábala de un glifo que el mismo diseñó, con la intención de expresar la unidad mística de toda la creación. El escrito fue reverenciado por muchos contemporáneos de Dee, pero al perderse las tradiciones orales que poblaban su entorno, hoy en día es difícil descifrar el sentido correcto del texto.
Publicó un "prólogo matemático" a la traducción al inglés de Henry Billingsley de la obra Los Elementos de Euclides en 1570, defendiendo la importancia de la matemática y su influencia en las demás ciencias y artes. Al estar dirigida al público no universitario, éste se convirtió en uno de los trabajos más reconocidos y se reimprimió en varias ocasiones.
Hacia los primeros años de la década de 1580, Dee estaba cada vez menos satisfecho con su progreso en el conocimiento de los secretos de naturaleza y su falta de influencia y reconocimiento. Empezó entonces a buscar formas sobrenaturales de adquirir conocimiento, en especial el contacto con un ángel mediante el uso de una bola de cristal como intermediaria.
Sus primeros intentos no dieron frutos, pero en 1582 conoció a Edward Kelly, quién lo impresionó con sus habilidades y conocimientos paranormales. Dee lo tomó a su servicio y comenzaron a buscar lograr contacto sobrenaturales con todo su empeño, aunque siempre desde una perspectiva de piedad cristiana, acompañando estas "conferencias espirituales" con intensas sesiones de purificación, oración y ayunos. Dee estaba convencido de que esto traería grandes beneficios a la humanidad, y redactó numerosos libros que, según decía, le habían sido dictados por los ángeles a través de estas conferencias, algunos de ellos en un lenguaje enoquiano o de los ángeles. Kelley, por otro lado, es menos explícito con respecto a sus pensamientos sobre estas "charlas con espíritus", algunos concluyen que estaba aprovechándose de la credulidad de Dee, otros grupos creen que realmente poseía esta clase de habilidades. En 1583, Dee visitó al noble polaco Albert Laski, quien lo invitó a acompañarlo en su regreso a Polonia, a lo cual Dee accedió luego de consultarlo con sus ángeles. Así, Dee, Kelley y sus familias partieron en septiembre de 1583, pero resultó que Laski estaba en bancarrota y desprovisto de todo favor en su país, lo cual obligó a Dee y Kelley a llevar una vida nómada en Europa central, durante la cual siguieron manteniendo conversaciones con los ángeles que Dee registró meticulosamente. Consiguió audiencias con Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano y Esteban I de Polonia. Trató de convencerlos de la importancia de sus comunicaciones con ángeles, pero ninguno de los monarcas le hizo caso alguno.
Durante una conferencia espiritual en Bohemia, en 1587, Kelley le informó a Dee que el ángel Uriel había ordenado que los dos hombres debían compartir sus esposas. Es probable que Kelley, quien en ese momento era mucho más popular que su compañero haya usado esto como una forma de romper su relación. La orden le causó angustia a Dee, pero no dudó de su veracidad y habría permitido su realización, pero poco después dejó de celebrar las conferencias y nunca más volvió a ver a Kelley. Regresó a Inglaterra en 1589.
John Dee se casó tres veces y tuvo ocho hijos, su hijo mayor fue Arthur Dee, quien también se dedicó a la alquimia y los conocimientos herméticos. John Aubrey describe a Dee de la siguiente manera: "Era alto y flaco. Usaba un vestido de artista, con amplias mangas y un tajo... una barba blanca como la leche. Un hombre muy apuesto".
Dee volvió a Mortlake luego de seis años para hallar que muchos de sus libros e instrumentos habían sido robados o estaban en pésimas condiciones. Pidió ayuda a la reina Isabel quien lo convirtió en director del Christ's College en Manchester, en 1592. Sin embargo, en ese momento ya era conocido como un "mago maligno" y no podía controlar a los miembros del colegio que lo desdeñaban. Se fue de Manchester en 1605, y para ese momento ya había muerto su aliada Isabel. El rey era ahora Jacobo I, quien se mostraba desconfiado y contrario a aquello relacionado con lo sobrenatural, por lo cual Dee no pudo encontrar ayuda en él. Vivió sus últimos años en Mortlake, donde murió a principios de 1609 sumido en la pobreza. Tanto su lápida como su registro de entierro han desaparecido.
Dee era un cristiano profundamente piadoso, pero su cristiandad estaba muy influida por las doctrinas hermética y platónico-pitagórica que eran influyentes en el Renacimiento. Creía que los números eran la base de todas las cosas y la puerta al conocimiento, que la obra de Dios era un acto de "numeración". Del Hermetismo extrajo su creencia de que el ser humano tenía el potencial para alcanzar el poder divino, y pensaba que este poder divino podía ser ejercitado a través de las matemáticas. Su magia cabalística angelical (que era fuertemente numerológica) y sus trabajos en matemáticas prácticas (por ejemplo en navegación) eran simplemente los extremos exaltado y mundano del mismo espectro, y no las actividades contrapuestas que muchos podrían considerar hoy en día. Su objetivo final era ayudar a sacar adelante una religión mundial unificada, curando la brecha entre las iglesias Romana Católica y Protestante y recobrando la teología pura de la antigüedad.
Cerca de diez años antes de la muerte de Dee, el anticuario Robert Cotton compró un terreno cerca de la casa de Dee y comenzó a realizar incursiones en busca de papeles y artefactos. Descubrió algunos manuscritos, principalmente registros de comunicaciones con ángeles. El hijo de Cotton entregó estos manuscritos al estudioso Méric Casaubon, quien los publicó en 1659, junto con una larga introducción crítica hacia sus autores, con el título de A True & Faithful Relation of What passed for many Yeers between Dr. John Dee (A Mathematician of Great Fame in Q. Eliz. and King James their Reignes) and some spirits. Al ser la primera revelación pública de las conferencias espirituales de Dee, el libro resultó muy popular y se vendió rápidamente. Casaubon, quién creía en la existencia de los espíritus, argumentó en su introducción que Dee estaba actuando sin saberlo como herramienta de espíritus malignos creyendo que se trataba de ángeles. Este libro fue en gran medida responsable por la imagen de Dee que prevaleció durante los siguientes dos siglos y medio: la de un fanático engañado.
Por la misma época, fue publicado el libro True and Faithful Relation y algunos miembros de los Rosacruces afirman que Dee era uno de ellos. Sin embargo, no está claro que existiera en esa época una organización Rosacruz, y no hay evidencia de que Dee haya pertenecido a alguna sociedad secreta. La reputación de Dee como mago, y la historia de su asociación con Edward Kelley, lo han hecho parecer una figura aparentemente irresistible para los escritores de fábulas, escritores de historias de horror y magos posteriores. La gran cantidad de relatos falsos sobre su vida frecuentemente oscurecen los hechos de su vida.
Una revaluación de la persona de Dee y su influencia tuvo lugar en el siglo XX, principalmente como resultado del trabajo de la historiadora Frances Yates, quien publicó nuevas ideas que le daban una mayor relevancia al papel de la magia en el Renacimiento y en el surgimiento de la ciencia contemporánea. Como resultado de esto, Dee es ahora considerado un erudito serio y uno de los hombres más cultos de la Europa del siglo XVI.
La biblioteca que poseía en Mortlake era, sin lugar a dudas, la más importante de Inglaterra, y era considerada una de las mejores del continente; sólo superada por la de Jacques Auguste de Thou en opinión de muchos. En su papel como consejero geográfico, astrológico y científico de Isabel I, fue uno de los primeros defensores de la colonización de Norteamérica y trató de impulsar la idea de un Imperio Británico que se extendiese por el Nuevo Mundo.
Durante el tiempo que ostentó poder, Dee lo aprovechó para impulsar el desarrollo de las ciencias, en especial la navegación y la cartografía. Gerardus Mercator colaboró íntimamente con él, y poseía una amplia colección de mapas, globos terráqueos y diversos instrumentos. Además, creó y mejoró instrumentos y técnicas para facilitar la navegación en las regiones polares. También se encargaba de seleccionar y entrenar a los principales pilotos de la marina inglesa.
Creía que las matemáticas (a las cuales comprendía de un modo místico) eran imprescindibles para el progreso del aprendizaje humano, y es esta cualidad la que lo acerca más a los hombres de siglos posteriores que otros pensadores contemporáneos, como Francis Bacon, aunque algunos investigadores afirman que Bacon restó importancia a las matemáticas aplicadas en un sentido místico como el de Dee debido a la atmósfera anti-ocultismo imperante a lo largo del reinado de Jacobo I. De todos modos, los conceptos de matemática utilizados por Dee no eran similares a los actuales y abarcaban áreas que en la actualidad gran parte de la comunidad de matemáticos calificarían de numerología.
Quizás el mayor y más duradero logro de Dee sea el haber promovido la matemática fuera de las universidades. Su Prefacio matemático a la obra de Euclides tenía la intención de fomentar el estudio y la aplicación de las matemáticas entre las personas que no habían podido realizar estudios universitarios, algo que fue acogido de buen grado por la nueva y creciente clase de "mecánicos" y otros hombres que irían creando aplicaciones prácticas a partir de los avances científicos. Dee llegó a incluir una serie de demostraciones y principios que los lectores podían realizar y comprobar por sí mismos.
Dee era amigo de Tycho Brahe, y estaba familiarizado con los trabajos de Copérnico. Gran parte de sus cálculos astronómicos y astrológicos estaban basados en la teoría heliocéntrica, aunque debido a lo peligroso de mostrarse como un defensor de esta nueva idea no llegó a abrazar completamente la teoría. Sí la aplicó para resolver algunos problemas del calendario, y propuso reformas que fueron aceptadas cautelosamente.
En varias ocasiones, se ha asociado a la figura de Dee con el Manuscrito Voynich. Wilfrid M. Voynich, la persona que adquirió el manuscrito en 1912, sugirió que este pudo haber pertenecido a Dee, quien lo habría vendido al emperador Rodolfo II. Sin embargo, los contactos de Dee con el emperador no parecen haber sido muy extensos y no hay notas en el diario que mencionen la venta de un libro tan poco corriente.
El Museo Británico posee varios instrumentos que pertenecieron a Dee y están asociados con sus "conferencias espirituales":
El espejo o "speculum" (espejo en latín) de Dee, un objeto de culto azteca hecho de obsidiana con la forma de un espejo de mano. Fue llevado a Europa en la década de 1520 y pasó por las manos de Horace Walpole.
Una serie de pequeños sellos que usaba Dee en su "mesa de prácticas" (en la cual llevaba a cabo la adivinación del futuro).
Un sello grande y elaborado usado para sostener la bola de cristal usada por Dee.
Un amuleto de oro, con un grabado que representa las visiones de Dee.
Un orbe de cristal, de seis centímetros de diámetro. Este objeto había pasado varios años desapercibido en la sección de minerales. Su procedencia no está confirmada y no se sabe si pasó por las manos de Dee.
En diciembre del 2004, una piedra usada por Dee para ver el futuro y una explicación de su uso escrita por Nicholar Culpeper a mediados del siglo XVII fueron robadas del museo de ciencias (Science Museum) de Londres, pero fueron recuperadas poco después.